El merecimiento no siempre es egolatría, sino dignidad. Cuando damos lo mejor de nosotros mismos a otra persona, cuando decidimos compartir la vida y abrimos el corazón de par en par, cuando desnudamos el alma hasta el último rincón, cuando los secretos dejan de serlo, al menos merecemos comprensión. Quien menosprecie, ignore o desconozca el amor que le regalamos a manos llenas es desconsiderado.
Cuando amamos a alguien que además de no correspondernos desprecia nuestro amor y nos hiere, estamos en el lugar equivocado!!! Esa persona no se hace merecedora del sentimiento que le prodigamos .
La cosa es clara: Si no nos sentimos bien recibidos en algún lugar, debemos empacar e irnos. A ESTO LE LLAMO DIGNIDAD. No debemos quedarnos tratando de agradar y disculpándonos por no ser como le gustaría que fuéramos. Debemos ser nosotros mismos, recordar que somos encantadores, lindos, responsables, joviales y augurarnos un futuro rico en todo lo que nos propongamos, debemos sabernos valientes, ser fuertes... MUY FUERTES!!! no hay vuelta de hoja.
En cualquier relación que tengamos, no nos merece quien no nos ame y menos aún, quien no nos acepte como somos. Lo mejor es retirarse a tiempo con la satisfacción de haber dado lo mejor de nosotros mismos.
Nadie merece tus lágrimas... Y quien las merece... NO TE HARA LLORAR!!!!